“Follow The Symbols”

El domingo 27 de mayo de 2018 fue un día muy caluroso. Estábamos en plena ola de calor. Aquella noche, me desperté de madrugada empapado en sudor. Fui a la otra habitación, esperando que fuera un poquito más fresca y que pudiera dormir al menos unas horas. Cerré los ojos y, casi de inmediato, en un estado entre la vigilia y el sueño, tuve la experiencia mística que ha marcado mi vida desde entonces.

Vi aparecer en el cielo el símbolo Om, grande y brillante. Lo veía a través de un enorme ventanal. En cuanto lo vi, exclamé, en voz alta: “¡Oh Dios mío!” Sentí el impulso irrefrenable de ponerme de rodillas y empecé a llorar y a rezar, absolutamente abrumado por un absoluto sentimiento de amor, más intenso cuanto más se acercaba a la ventana y más grande se hacía el símbolo Om en el cielo. Estaba profundamente conmovido ante aquella presencia divina que sentí allí mismo, más grande, profunda y amorosa que cualquier cosa que yo pudiera ser capaz de imaginar, y de una intensidad imposible de transmitir con palabras. Entonces, desde detrás del símbolo Om, empezaron a aparecer muchos símbolos de diferentes tipos. Algunos los reconocí, otros, no. A medida que aparecían, se colocaron de tal manera que formaron un enorme árbol. No era un árbol corriente, sino un brillanto árbol triangular blanco y dorado. Dentro de ese árbol triangular, estaban todos esos símbolos que salían de detrás del símbolo Om. Cuando el árbol triangular estuvo formado, oí una voz de una inmensidad, profundidad y gravedad imposibles de describir, que dijo “FOLLOW THE SYMBOLS”, “sigue los símbolos”. Después de eso, toda la visión se disolvió, sólo vi oscuridad y me dormí.

Dos días después de esta visión, vi en el canal de Gaia dos entrevistas a autores de sendos libros que se habían publicado hacía ya unos años, de los que yo no sabía absolutamente nada. El primero era una descripción detalladísima de la llamada Numerología Espiritual de Moisés, un sistema de sistemas simbólicos canalizado por Frank Alper en los años 1980-1981. Se trata de un sistema para averiguar, para recordar, el Contrato de Alma de una persona, el cual se encuentra codificado en su nombre completo. Todo lo que el autor del libro explicó sobre este sistema resonó enormemente conmigo. Ese fue el comienzo de esta parte definitiva de mi camino en la que me encuentro ahora.

Justo después de esta entrevista, vi otra. De nuevo, se trataba de una persona hablando sobre un sistema de símbolos al que había tenido acceso a través de dos ángeles que se mostraron ante ella en la habitación del hospital donde su padre estaba a punto de morir. Ese sistema simbólico permite que una persona averigüe, recuerde, una serie de doce principios espirituales que trajo consigo a esta encarnación. Dichos principios están codificados en la Carta Natal, y la autora explica cuáles son, cómo descodificarlos y qué significan. Después de ver las dos entrevistas, pedí los libros.

No sabía qué iba a encontrar exactamente en ellos, pero sabía que esos dos sistemas simbólicos que estaba a punto de empezar a investigar eran, al menos, parte de los símbolos que debía seguir.

Los dos libros estaban escritos en inglés y no estaban traducidos al castellano, así que lo primero que hice fue aplicar mi experiencia como traductor y traducirlos de una vez al principio, porque sabía que todo aquello había llegado a mí no sólo para investigarlo, trabajarlo y asimilarlo, sino también para compartirlo, de una forma u otra que ya se iría mostrando. Mi ex-pareja y ex-socia y yo, además, adaptamos los contenidos del primero, el sistema del Contrato de Alma, a los nombres en castellano y catalán / valenciano, puesto que el sistema canalizado originariamente por Frank Alper está dirigido a la descodificación de los nombres en inglés.

A medida que el trabajo de traducción avanzaba y que empezaba a experimentar con aquellos sistemas simbólicos, empezó a ser evidente que eran sistemas vivos, abiertos, que se expandían y adquirían mayor profundidad como respuesta a la interacción con ellos. Y así ha sido desde entonces. Durante estos años, he ido recibiendo, mediante canalizaciones no buscadas, nueva información de ambos sistemas, que, de esta forma, se van expandiendo y profundizando aún más. Por otra parte, a medida que empezaba a conocer en profundidad mi propio Contrato de Alma, comprobaba que todo ese trabajo que estaba haciendo, y que continúo haciendo, es manifestación de algunas de las energías que lo componen, concretamente las del 12 - 3, 4 - 4, 5 - 5  y  7 - 7.

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